miércoles, 30 de diciembre de 2009

ARMSTRONG UNA VIDA DE PELICULA





El norteamericano Lance Armstrong representa el triufo de la vida sobre una enfermedad tan grave como el cáncer. El hecho de superar la enfermedad le ha cambiado su vida personal totalmente, pero también la deportiva porque él mismo afirma que se capacidad de sufrimiento y autoestima están, desde que superó la enfermedad, por la nubes. Su capacidad de superación es inigualable. Lance nació el 18 de septiembre de 1971 en Dallas (Texas). Pasó al profesionalismo en 1992 en el equipo Motorola. Es un ciclista fuerte, de potencia. En su primer año ganó una etapa de la Vuelta a Galicia y una prueba premundial. En su carrera profesional ha compaginado las carreras de su país con las de Europa. En Estados Unidos una de las carreras más prestigiosas es el Tour de Dupont y Lance ganaba etapas en todas las ediciones, incluso en 1995 ganó la general. En 1993, además de las carreras ganadas en su país, ganó una etapa del Tour de Francia y el campeonato del mundo en ruta siendo uno de los más jóvenes en vestir el maillot arcoiris.

Fue en 1995 cuando el ciclista texano comenzó a correr más carreras por Europa aparte del Tour. Ganó una etapa de la París-Niza y la Clásica de San Sebastian. En el Tour-95 murió su compañero Fabio Casartelli en un descenso y Armstrong ganó la etapa que tenía en mente su compañero italiano para dedicarsela. Su entrada en meta será recordada por muchos seguidores y aficionados al ciclismo. En 1996 volvió a ganar el Tour de Dupont en su país y en Europa ganó la Flecha Valona y quedó segundo en la Lieja-Bastogne-Lieja. Armstrong era un gran fondista pero la alta montaña no la pasaba bien. De todos modos, aún era joven y tenía que ir mejorando.

En 1996 firmó por el Cofidis pero un mes después recibió en la noticia más fulminante de su existencia. Un diagnóstico de cáncer testicular, unos días antes del Mundial de Lugano, le anunció que vendría un calvario en su vida y que los éxitos deportivos deberían quedar al margen por el momento. Lance es intervenido también en el abdomen y en el cerebro un día después. Después recibe hasta cinco sesiones de quimioterapia, lo que no impide que salga algún día a darse un paseo en bicicleta. El cáncer que lo atacó empezó en los testículos, se extendió a los pulmones y tocó su cerebro, todo para dictar la sentencia de su muerte. Pero eso era algo que él no se iba a permitir, porque desde pequeño, de la mano de su madre Linda, aprendió lo que debe hacer un luchador. "Yo quiero morir de 100 años de edad, con la bandera americana en mi espalda y la estrella de Texas en mi casco, después de gritar bajando en bicicleta los Alpes a 75 millas por hora. Quiero cruzar mi última línea de meta con mi esposa y mis diez hijos esperándome aplaudiendo, y después caer a descansar en uno de esos famosos campos franceses lleno de girasoles…Y expirar elegantemente, la perfecta contradicción para mi anticipado y patético fallecimiento", apuntó en su biografía, para mostrarle al mundo que los malos momentos pueden ser asumidos como grandes lecciones de vida.

Su voluntad por superar la enfermedad era tal que incluso hacía 80 kilómetros de bicicleta en pleno proceso de quimioterapia. Armstrong sigue tres etapas del Tour 97, junto a su esposa, Kristin. Ve ganar a Ulrich en Andorra. Después viaja a los Sanfermines. El equipo Cofidis no quiso cargar con Armstrong y el US Postal lo fichó en 1998 en función de sus resultados. Su fichaje por el US Postal le devuelve la ilusión. Armstrong entrena con dureza en California y, en febrero, toma la salida en la Vuelta a Andalucía, 518 días de su última competición. Tiene dificultades para recuperarse de los esfuerzos y , por ello, abandona en la París-Niza. Tras un periodo en EE.UU, vuelve a Europa y gana en Luxemburgo. Lo cierto es que no estuvo nada mal porque quedó cuarto en la Vuelta y en el mundial. Pero él volvió para ser el mejor. En el 99 ganó cuatro etapas y la general del Tour y acalló todas la voces que le daban por acabado. La demostración en carrera no dio dudas sobre la superioridad sobre los demás rivales. Y así ha sido desde entonces hasta hoy, y ni el alemán Ullrich ha podido evitarlo. París lo aplaudió en su entrada triunfal en el Olimpo de los Grandes del Tour.

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